El hábito de tomar café se extiende más allá de los efectos psicoestimulantes de su componente más popular: la cafeína. A nivel general el consumo de la infusión se vincula con un momento placentero con seres queridos, los descansos en el trabajo, oportunidades de desarrollo personal en el ámbito educativo o simplemente disfrutar de un buen ambiente social.
Respecto del consumo en diversas culturas, el Informe del café y sus perspectivas de la Organización Internacional del Café indica que Brasil es el líder del mercado en América del Sur representando el 83,3% del consumo de café de la región. Argentina no queda lejos, según el informe experimentó el crecimiento más acelerado en consumo, con un aumento del 15,2%, equivalente a 0,7 millones de sacos de café en el mismo período de medición.
Aunque los beneficios de su consumo están ampliamente comprobados, según la prestigiosa Universidad de Oxford en Reino Unido, consumir una cantidad específica de la bebida rica en antioxidantes y otros compuestos bioactivos podría contribuir positivamente a la salud en diversas formas.
El estudio del café de la Universidad de Oxford
El proceso investigativo fue realizado por el conjunto de académicos a 468.629 personas británicas sin enfermedad cardíaca clínicamente diagnosticada en el momento del reclutamiento. Para observar los riesgos o beneficios de la ingesta regular de café se clasificó el consumo en tres grupos: 1) cero; 2) ligero a moderado (de media taza hasta tres por día); 3) y alto (más de tres tazas diarias).
Tras un seguimiento de hasta 11 años, los resultados fueron contundentes: en comparación con los que no bebían café, el consumo ligero a moderado de café (es decir, de 0,5 a 3 tazas por día) se asoció con un menor riesgo de mortalidad por todas las causas, mortalidad cardiovascular y accidente cerebrovascular.
Para observar los riesgos o beneficios de la ingesta regular de café los profesionales clasificaron el consumo en tres grupos: cero, ligero a moderado y alto
Cabe destacar que en el escrito científico se asegura que el café molido resultó ser mejor que el café instantáneo. “En nuestra población de estudio, el café molido y el instantáneo fueron los dos tipos más consumidos. Si bien el café molido se asoció con una disminución de la mortalidad cardiovascular y por todas las causas, no encontramos una asociación estadísticamente significativa entre el consumo regular de café instantáneo y los resultados de salud”, destacan.
La diferencia que resaltan los investigadores es que ambos tipos de café pasan presentan diferencias en su proceso de producción, ya que contienen diferentes químicos. Se destaca que el café instantáneo no solo tiene menos cafeína y compuestos antioxidantes que el café molido, sino que también contiene el doble de acrilamida, una sustancia que demostró ser neurotóxica y cancerígena.
Los académicos de Oxford podrían estar en lo cierto en cuanto a los hallazgos; La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) informa que 400 miligramos de cafeína al día son generalmente seguros y sanos para la mayoría de las personas. Sin embargo, en los casos de pacientes con variaciones en la presión arterial la Clínica de Mayo sugiere limitar la ingesta a 200 miligramos al día.
En el estudio se asegura que el café molido resultó ser mejor que el instantáneo
La doctora Liliana Papalia, especialista en Nutrición y Obesidad de la Universidad Favaloro comunica que, a menos que se tenga alguna patología gástrica como una úlcera, hernia de hiato grave o algún tipo de afección en la cavidad bucal –que es donde el café más irrita– no hay contraindicaciones para el consumo de cafeína.
A su vez, destaca que una ingesta mayor a tres tazas diarias sería un exceso contraindicado. Y aclara: “no hay que pasarse de dos o –como máximo– tres tazas en una persona promedio, es decir, que no cuente con una patología gástrica, intestinal o cuadros de hipertensión de base”.
Según la publicación realizada por Oxford, consumir más de la cantidad recomendada de tres tazas puede no ofrecer beneficios adicionales e incluso acarrear problemas de salud como:
Insomnio y trastornos del sueño
Ansiedad y nerviosismo
Problemas digestivos
Aumento de la presión arterial
Reducción en la absorción de nutrientes
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